Desde el 1 de septiembre de 2025, la Unión Europea prohibió el uso de TPO en cosméticos. Sin embargo, la misma sustancia —muy utilizada como fotoiniciador en tintas UV y en impresión 3D— sigue presente en el mercado. Al menos, por ahora.
El trimetilbencil difenilfosfina óxido (TPO) es prácticamente desconocido fuera de los laboratorios. En el sector cosmético, en cambio, tiene mala fama: está clasificado como una sustancia reprotóxica de categoría 1B según la legislación química de la UE. El Reglamento (UE) 2025/877 lo incluyó en la lista de prohibidos para cosméticos desde principios de septiembre, luego de su adopción en mayo y de la guía emitida por la Comisión a finales de agosto que confirmó el alcance y los plazos de la prohibición.
Se trata de un compuesto organofosforado sintético, desarrollado en los años 80 como fotoiniciador de alta eficiencia. Producido principalmente en China, India y Alemania, se comercializa como polvo o gránulos cristalinos de color amarillo pálido, en tambores de 20–25 kg para uso industrial. Al mezclarse en tintas UV, barnices, adhesivos o resinas de impresión 3D (usualmente entre 0,1% y 10% en peso), el TPO absorbe la luz UV en el rango de 350–420 nm y se descompone en radicales libres, iniciando una rápida polimerización. Gracias a su eficiencia, capacidad para curar sistemas pigmentados y formar películas claras e incoloras, se volvió muy popular en la impresión UV y la manufactura aditiva.
Mientras la cosmética busca reemplazarlo, la industria gráfica europea sigue dependiendo de él. Incluso la Asociación Europea de Tintas de Impresión lo mantiene en su lista de fotoiniciadores aptos para tintas en contacto con alimentos.
Esa contradicción enciende alarmas. “¿No les parece extraño que los medios callen?”, escribió esta semana el consultor de inyección de tinta Sergey Belokurov. Y advierte: incluso en tintas curadas, los fotoiniciadores pueden migrar, sobre todo en contacto con grasas, aceites o solventes.
Para el sector de gran formato UV, el riesgo es concreto. Si Bruselas extiende las restricciones más allá de los cosméticos, las tintas UV podrían enfrentar una reformulación repentina, stocks inmovilizados y demoras con clientes, un patrón ya visto cuando se endurecieron clasificaciones químicas en el pasado.
También está el aspecto humano. Trabajadores en plantas de producción o en talleres que operan impresoras UV están expuestos diariamente a tintas sin curar. Aunque la literatura científica muestra que la migración de fotoiniciadores puede darse incluso en sistemas curados bajo ciertas condiciones, los datos ocupacionales específicos sobre TPO en imprentas son escasos. El riesgo, por ahora, debe plantearse como potencial, pero la pregunta queda abierta: ¿podría el TPO convertirse en otro caso similar al decaBDE, ampliamente usado en su momento y luego prohibido por su toxicidad y persistencia?
Con la prohibición en cosméticos ya en marcha y la presión sobre las tintas UV en aumento, los proveedores exploran alternativas. Entre ellas, TPO-L (versión líquida con menor potencial de migración) y BAPO (bisacilfosfina óxido) aparecen como opciones. Pero ninguna es perfecta: el TPO-L resulta más caro e inestable, mientras que estudios in vitro sugieren que el BAPO podría ser incluso más citotóxico que el TPO. Estos son compromisos técnicos, no garantías regulatorias, y evidencian lo frágil que podría volverse la cadena de suministro si se amplían las restricciones.
¿Qué pasa con las importaciones? Como las tintas que contienen TPO no están prohibidas, aún pueden comercializarse legalmente en la UE. Las aduanas rara vez verifican su composición química y la aplicación de la normativa queda en manos de autoridades nacionales con recursos limitados. Una eventual prohibición dejaría a importadores y distribuidores con depósitos llenos de tintas invendibles.
La prohibición en cosméticos muestra cuán rápido puede avanzar la regulación. Para la inyección de tinta UV y la impresión 3D, la advertencia está escrita en la pared. Ignorarla podría llevar a un costoso y complicado “limpieza” de este asesino silencioso.
Fuente: The Recycler

