Sublimación: guía para emprendedores


Por Ing. Cássio Rodrigues

Sublimación es un proceso de impresión digital que permite la reproducción de imágenes ricamente coloreadas en cualquier ítem de nuestro día a día, incluyendo tazas, ropas y una infinidad de regalos.

Antes del advenimiento de la sublimación digital, reproducir imágenes en estos elementos requería de una infinidad de procesos y personal involucrados, tales como serigrafía,  una tela para cada color, más el proceso de alineación e impresión en sí. Esto aumentaba demasiado los costos, siendo solo provechoso si se producía una gran cantidad de productos, transformando absolutamente en inviable la producción de pequeñas cantidades (qué decir de una única pieza).

La sublimación digital sin dudas se presenta como una gran oportunidad de negocios, porque es un proceso simple, rápido y barato, siendo la opción absolutamente ideal para producciones personalizadas, pequeñas tiradas, ítems únicos o producción en escala de variedad de productos personalizados. Más allá de esto, la sublimación digital (o dye sublimation, en inglés) produce impresiones con una gama de colores fantástica además de ser permanente, porque el colorante se incorpora al sustrato o tejido sin desprenderse, tal como ocurre en los procesos analógicos.

Hablando de tejidos sublimados, una gran ventaja es el mantenimiento del toque del mismo, o sea, no se percibe ninguna alteración en las fibras del tejido. Además las imágenes no se van a aclarar o resquebrajar, inclusive después de varios lavados. Acostumbro a decir que lo que se estropea primero es la remera, no la imagen sublimada. E inclusive en sustratos rígidos, la imagen sublimada no se irá a rasguñar, desprender o estropear.

Este nuevo nicho de negocios es una interesante revelación como emprendimiento, principalmente por exigir poca inversión inicial y posibilitar un rápido retorno financiero, además de permitir una gama casi infinita de posibilidades, como regalos en fiestas, ropas de moda, uniformes, banderas, cintas y carteles, ítems de decoración doméstica y presentes.

Historia de la sublimación
La sublimación como proceso de impresión (o teñido) fue descubierto por Nöel de Plasse, en 1957, cuando trabajaba para una compañía llamada Lainère de Roubaix, una empresa francesa del ramo textil (que en 1975 creó la revista Mon Tricot, a mi abuela le encantaba). Este francés entendió que algunos colorantes textiles podían pasar directamente del estado sólido al gaseoso en temperaturas por encima de los 190⁰C, usando un conocido proceso llamado de sublimación, el mismo proceso que conocemos de la naftalina o del hielo seco. El proceso de sublimación entonces se transformó en la base para las impresiones por transferencia, también conocido como impresión en seco.

La tecnología de sublimación se transformó en popular a final de los años 60 e inicio de los años 70, cuando el primer sistema computadorizado de sublimación fue desarrollado por Wes Hoekstra como una aplicación de su sistema de procesamiento de imagen, trabajando en el Laboratorio de Propulsión a chorro de tinta en Pasadena, California (JPL, por sus siglas en inglés, subsidiada directamente por la NASA). Por varias referencias, Wes figura como el “padre” de la industria de la sublimación digital, y su trabajo guió el desarrollo del proceso de sublimación electrostática en el inicio de los años 80.

Con la introducción de las impresoras inkjet color en los años 90, las tintas sublimáticas fueron formuladas para trabajar con varios modelos de impresoras de escritorio, haciendo posible para cualquier persona crear transferencias por sublimación sin la necesidad de invertir en equipamientos caros. Usando una impresora relativamente barata y con pocas adaptaciones, una computadora y una prensa térmica, cualquier persona puede ahora producir impresiones color rápidamente.

Como resultado final estamos viendo una rápida conversión de procesos de impresión analógicos hacia digitales y de un mundo de producción en masa hacia uno personalizado.

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