Tricia Judge
En el apogeo de los cartuchos remanufacturados en los años 1990-2000, era muy fácil promocionar los cartuchos remanufacturados. Eran la única alternativa a los nuevos, por lo tanto, mantenían los costos bajos. Dado que los cartuchos se reutilizaron al menos una vez, los remanufacturadores desviaron una gran cantidad de plástico de los vertederos. Y los remanufacturadores eran pequeños, con negocios locales y con programas de devolución de cartuchos que a menudo estaban vinculados a organizaciones benéficas.
Nadie discutió que el beneficio clave era el ahorro de costos con respecto a los nuevos cartuchos de los fabricantes de equipos originales (OEM). La industria compitió abiertamente y de manera justa con los OEM, con peleas por chips letales, programas de devolución y otros impedimentos tecnológicos y de marketing que los OEM implementaron.
Al margen del mercado estaban los cartuchos falsificados ilegales. Los OEM, a través de la Imaging Supplies Coalition, persiguieron a los criminales que traficaron con estos suministros. Asia, particularmente China, fue una fuente clave de estos productos ilícitos.
El panorama cambió dramáticamente con un nuevo jugador: el cartucho de nueva fabricación. Estos cartuchos dieron origen a una gran industria en China. Considerablemente más baratos que los remanufacturados, los nuevos fabricados han proliferado y han robado cuota de mercado de OEMs y remanufacturadores. El alguna vez robusto mercado de remanufactura de finales de los años 90 representó tanto como 8 billones de dólares en ventas en América del Norte.
Vea el artículo completo, click aquí.