La reciente alianza entre Ricoh USA y Brother, que posiciona a Ricoh como proveedor del portafolio A4 Workhorse de Brother (impresoras, copiadoras y MFPs), merece más que una lectura superficial. No se trata solo de una colaboración comercial: es, probablemente, una señal clara de los tiempos que corren para el mercado de impresión.
Mientras los volúmenes de impresión tradicionales siguen cayendo y las empresas buscan optimizar estructuras, las sinergias selectivas entre marcas antes “competidoras” empiezan a ser una estrategia inteligente. Ricoh fortalece su portafolio A4 sin comprometer recursos en I+D para ese segmento, mientras Brother gana exposición en verticales donde aún no tenía una posición dominante, como soluciones corporativas complejas o contratos MPS bajo la experiencia de Ricoh.
Más allá del impacto inmediato en ventas, el acuerdo parece responder a una lógica más profunda: especialización, reducción de duplicidades y colaboración para sostener la rentabilidad en un mercado cada vez más desafiante.
Habrá que ver cómo se implementa en la práctica, especialmente en lo que refiere al soporte técnico, canales, y posicionamiento de marca. Pero lo cierto es que este movimiento deja una lección: el futuro de la industria ya no será de los gigantes solitarios, sino de alianzas estratégicas que sepan adaptarse a una demanda más selectiva, móvil y digital.