Inteligencia artificial en la impresión: ¿moda, herramienta o cambio estructural?

Por Gustavo Molinatti

Durante los eventos en Buenos Aires, Bogotá y México tuve la oportunidad de conversar con numerosos empresarios del sector sobre el futuro de la industria. La inteligencia artificial, como era de esperarse, se impuso como uno de los temas centrales. Sin embargo, más allá del entusiasmo inicial, quedó claro que todavía hay pocas certezas sobre cómo incorporar esta tecnología de manera efectiva en el mundo de la impresión. Aun así, algunas ideas y expectativas empiezan a delinear posibles caminos, y en este artículo reúno las más relevantes.

La inteligencia artificial (IA) ya no es una promesa futura: es una realidad que pisa cada vez más fuerte en el sector. Pero como suele ocurrir con cada nueva tecnología, no todos avanzan al mismo ritmo. Algunos distribuidores ya la usan para generar contenidos, optimizar procesos o automatizar servicios técnicos. Otros apenas están empezando a experimentar con herramientas como Microsoft Copilot. Y, como siempre, hay quienes todavía miran desde afuera.

En este escenario, lo importante no es solo lo que ya se está haciendo, sino lo que cada uno está dispuesto a explorar. ¿Dónde están las verdaderas oportunidades? ¿Qué áreas pueden beneficiarse más? ¿Qué se espera que venga después?

De la seguridad al soporte técnico: la IA en acción

Una de las aplicaciones más inmediatas está en la seguridad física. El reconocimiento facial, por ejemplo, se presenta como una solución concreta para escuelas, centros de salud y oficinas que requieren control de acceso eficiente. Automatizar procesos de entrada con IA no solo mejora la seguridad, sino también la experiencia del usuario.

En el área de soporte técnico, las soluciones de realidad aumentada están empezando a marcar una diferencia. Poder asistir a un cliente en tiempo real, sin necesidad de trasladarse físicamente, optimiza recursos y reduce tiempos de respuesta. Estas herramientas permiten que el servicio técnico sea más ágil, eficiente y escalable.

Asesorar con criterio en la era de la IA

Muchos distribuidores coinciden en que el rol consultivo es clave. Más allá de ofrecer herramientas, se trata de ayudar al cliente a entender cómo integrarlas de forma inteligente. Desde automatizar flujos de trabajo hasta fortalecer la seguridad digital o asegurar el cumplimiento normativo, el distribuidor se posiciona como guía estratégico en un camino que apenas empieza.

A nivel interno, también se están evaluando formas de aplicar IA en la planificación de infraestructura y el soporte predictivo. Pero el foco sigue siendo el mismo: crecer sin perder lo que hace a cada empresa distinta, como la cercanía, la agilidad y el conocimiento del cliente.

Agentes de IA: automatización en serio

Uno de los desarrollos más interesantes es el uso de agentes de IA capaces de ejecutar tareas complejas sin intervención humana. Ya hay experiencias donde procesos enteros, como campañas de SEO, son gestionados de forma autónoma por sistemas que reciben instrucciones, ejecutan acciones, refinan resultados y entregan un producto final. Automatización real, no promesa.

Esto plantea una idea poderosa: quienes empiecen hoy a trabajar con estas herramientas estarán mucho mejor posicionados cuando la adopción masiva llegue.

Datos que predicen (y actúan)

Otro gran campo de exploración es el análisis de datos. Con la ayuda de IA y aprendizaje automático, los distribuidores pueden identificar patrones de consumo, anticiparse a fallas y mejorar la gestión de inventario. Algunos incluso imaginan un futuro cercano en el que los propios equipos sean capaces de diagnosticar y corregir errores sin intervención técnica. ¿Futurista? Tal vez. ¿Posible? Definitivamente.

Sin embargo, para llegar a ese nivel, es necesario que tanto distribuidores como fabricantes den pasos concretos: integrar IA en hardware, facilitar el acceso a los datos, invertir en capacitación y generar entornos preparados para recibir estas soluciones.

Prepararse para la IA es tan importante como usarla

Una reflexión que se repite en varias voces: no se trata solo de tener acceso a herramientas de IA, sino de estar preparados para usarlas bien. Muchas veces, los clientes aún operan con servidores antiguos o estructuras que no permiten aprovechar todo el potencial. Por eso, el trabajo del distribuidor también pasa por ayudar a transformar esos entornos y capacitarlos para que realmente puedan ser “AI ready”.

¿Y ahora qué?

La IA llegó para quedarse. Y aunque suena tentador esperar a que maduren las soluciones, el verdadero diferencial lo marcará quien empiece a actuar hoy. Como pasó con los servicios gestionados hace dos décadas, el que se anticipa gana.

No se trata de tener todas las respuestas ni de hacer apuestas arriesgadas. Se trata de dedicar tiempo, presupuesto y personas a aprender, probar, entender. Porque cuando las soluciones estén listas para el mercado, los que hayan hecho el camino previo tendrán una ventaja competitiva que no se compra con dinero.

La IA es solo una herramienta. Pero como toda herramienta poderosa, puede transformar completamente la forma en que vendemos, atendemos, analizamos y decidimos.

La decisión, como siempre, está en nuestras manos: ¿vamos a ser protagonistas del cambio… o espectadores?

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