El fin de soporte del sistema operativo no solo afecta a las PCs: podría forzar a retirar equipos de impresión que aún funcionan y sostienen al aftermarket
Fin de Windows 10: cómo mantener vivas las impresoras
Microsoft pondrá fin al soporte gratuito de Windows 10 el 14 de octubre de 2025. Organizaciones no gubernamentales advierten que esta decisión puede generar una obsolescencia masiva de unos 400 millones de PCs. Pero el daño colateral más grande podría ser para millones de impresoras, y para todo el mercado de posventa que hoy las mantiene en funcionamiento.
Obsolescencia por software: la crítica
La decisión de Microsoft de suspender las actualizaciones de seguridad gratuitas para Windows 10 ha despertado protestas. La ONG francesa HOP y la coalición europea Right to Repair califican la medida como “obsolescencia por software” a gran escala, obligando a usuarios a actualizar antes de tiempo y generando desechos innecesarios. Reclaman extender las actualizaciones hasta 2030 y que la Unión Europea establezca como norma un mínimo de 15 años de soporte gratuito.
El foco oculto: las impresoras
La mayor parte de los titulares se centra en las PCs, pero en el sector de la impresión la preocupación es otra: las impresoras. Estos equipos rara vez fallan en lo mecánico. Generalmente son retirados cuando los drivers dejan de funcionar. Sin controladores actualizados, máquinas que todavía sirven pasan a quedar inutilizadas.
Los datos históricos de ventas muestran que por cada computadora de escritorio vendida, se comercializaban aproximadamente 0,6 impresoras. Si 400 millones de PCs resultan afectados por el fin de Windows 10, la proyección indica que también hay cientos de millones de impresoras en riesgo. No porque estén rotas, sino porque ya no podrán conectarse ni usarse con seguridad. Para el aftermarket—que sostiene estas máquinas con reparaciones y cartuchos remanufacturados— perderlas sería un golpe enorme para la reutilización.
El final del soporte coincide, además, con el Día Internacional de los Residuos Electrónicos. Una ironía: impresoras que funcionan podrían terminar en la chatarra, no por desgaste, sino por la falta de un driver.
Soluciones para mantener vivas las impresoras
Mientras en Bruselas se debaten nuevas reglas, existen alternativas para seguir utilizando equipos de impresión más allá de 2025.
• Servidor de impresión en Windows 10 (solución a corto plazo)
Una opción es mantener una PC con Windows 10, instalar los drivers antiguos y compartir la impresora en red. Funciona, pero tiene riesgos: un Windows 10 sin soporte es una puerta abierta a fallos de seguridad. Para reducirlos, se puede inscribir ese equipo en el programa Extended Security Updates (ESU), que extiende parches hasta octubre de 2026. Además, conviene aislarlo en la red y usarlo solo para impresión, como solución temporal.
• Virtualización
Otra alternativa es ejecutar Windows 10 dentro de una máquina virtual (VM) en un sistema operativo anfitrión que sí tenga soporte. Allí se instalan los drivers, pero el sistema principal sigue protegido. Requiere también medidas de aislamiento de seguridad, pero permite acceder a impresoras heredadas sin depender de un viejo equipo físico.
• Servidor de impresión en Linux (solución a largo plazo)
La alternativa más robusta es migrar a Linux. Un pequeño equipo —incluso una Raspberry Pi— con CUPS (Common Unix Printing System) puede alojar drivers antiguos y compartir impresoras en red vía IPP. Así, equipos con Windows 11, macOS o Linux pueden seguir imprimiendo sin problemas. Este camino evita la exposición de un Windows sin soporte y le da a las impresoras muchos años adicionales de uso.
Para el sector de la reutilización, esta opción es especialmente atractiva: mantiene equipos activos, sostiene el negocio de consumibles remanufacturados y reduce residuos.
El frente regulatorio
La coalición encabezada por HOP y Right to Repair Europe busca que la Comisión Europea legisle contra la obsolescencia por software. Piden que las actualizaciones sean obligatorias por al menos 15 años y que acortar el soporte vaya en contra de los objetivos de la economía circular.
En el caso de la impresión, la lección es clara: si Europa espera que las PCs sigan seguras, también debería exigir soporte prolongado de firmware y drivers para impresoras.
Windows 10 se va, las impresoras pueden quedarse
Hasta que las políticas cambien, tanto usuarios como el aftermarket harán lo que siempre han hecho: encontrar soluciones alternativas. El fin de Windows 10 puede empujar a millones de impresoras hacia una “jubilación forzada”. Pero con servidores de impresión, virtualización y Linux, muchas de esas máquinas podrán seguir funcionando, ofreciendo fiabilidad y sosteniendo la economía del reuso.