Impresión de fotos ¿Decadencia o Nueva Era?


Por Gustavo Molinatti

Parece haber pasado una eternidad, pero lo cierto es que hasta hace no mucho tiempo se imprimían absolutamente todas las fotos que se tomaban con las históricas máquinas fotográficas con rollos. Quién no recuerda todavía con un poco de nostalgia esa adrenalina que sentíamos al abrir el sobre con las fotos “reveladas” luego de  varios días de ansiosa espera. Sorprenderse por una toma genial, lamentarse por las que salieron borrosas, colocarlas en álbumes de fotos, en una caja de zapatos o en un cuadrito para el dormitorio. Y ni hablar del temor de quedarnos sin rollo fotográfico, comprando rollos adicionales, calculando cuántas fotos aún quedaban disponibles y hasta tratar de “robarle” alguna toma más al final del rollo de 24 o 36 exposiciones.

Un poco de historia
Recuerdo un informe de una reconocida consultora de imágenes que publicamos en el 2005, el cual pronosticaba un enorme crecimiento de la impresión de fotografías. En el año 2004 se había alcanzado el record de 63 millones de cámaras digitales vendidas globalmente, teniendo como primer mercado consumidor (en tamaño) a Europa, seguido por los Estados Unidos y en tercer lugar por Japón.

En aquella época, los equipos más elegidos por el público habían sido los de la categoría de 3 megapixeles, con una creciente demanda de los segmentos mayores (de 4, 5 y 6 megapixeles). Lo curioso es que algunos analistas afirmaban que el principal factor que movía a los consumidores para efectivizar la compra de estos equipos, era el deseo de imprimir buenas copias de las imágenes obtenidas. De hecho, en muchos países las campañas de mercadeo lanzaron bundles de productos uniendo cámaras con impresoras de calidad fotográfica que fueron muy exitosas.

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