Cómo la impresión digital potencia el valor de marca
La impresión digital para envases atraviesa en 2025 un momento de consolidación. Ya no se presenta solo como una innovación tecnológica o una alternativa para tiradas cortas, sino como un componente estratégico del ecosistema del packaging: un puente entre personalización, sostenibilidad y agilidad productiva.
Diversos informes recientes coinciden en que el mercado mantiene un crecimiento firme. Según Future Market Report, el segmento global de impresión digital para envases alcanza este año alrededor de USD 7.350 millones y proyecta una tasa de expansión cercana al 8% anual hasta 2032. Otras consultoras, como Global Growth Insights, ubican el mercado en cifras similares y sostienen un crecimiento sostenido, impulsado por marcas que buscan mayor flexibilidad y mejor time-to-market.
Entre los distintos tipos de envases, el packaging flexible se destaca como uno de los principales motores del sector. El informe 2025 de Mordor Intelligence estima que esta categoría representa un mercado de USD 6,8 mil millones, con un crecimiento proyectado de más del 13% anual hacia 2030. Este dinamismo está fuertemente ligado al auge del e-commerce, al menor peso logístico y al potencial de la impresión digital para responder con rapidez a variantes de diseño que cambian con frecuencia. Al mismo tiempo, tecnologías como la inyección de tinta base agua ganan terreno al alinearse mejor con los materiales compostables, un punto clave en la agenda de sostenibilidad.
De la personalización a los envases inteligentes: el nuevo territorio competitivo
La demanda de personalización —ya sea a través de ediciones limitadas, versiones estacionales o campañas dirigidas por región— continúa siendo uno de los motores principales. La impresión digital elimina barreras como la fabricación de planchas y permite producir versiones múltiples sin costos adicionales por setup. Esto habilita a las marcas a ejecutar ciclos de innovación más rápidos, lanzar prototipos en días en lugar de semanas y acortar la distancia entre el diseño y el consumidor final.
La sostenibilidad es otro eje que define las decisiones de inversión. Al reducir desperdicios y facilitar el uso de tintas más limpias, la impresión digital encaja mejor en los compromisos ambientales adoptados por empresas y gobiernos. Informes publicados en 2025 por Intergraf muestran cómo la industria gráfica europea —un referente global— está orientando buena parte de su transformación hacia envases más responsables y procesos productivos con menor huella ambiental. Este esfuerzo se complementa con avances académicos: investigaciones recientes exploran tintas conductoras reciclables para electrónica impresa, abriendo el camino a envases inteligentes capaces de ofrecer trazabilidad, interacción y conectividad sin sacrificar reciclabilidad.
Sin embargo, el escenario no está libre de tensiones. Las inversiones iniciales en equipos —especialmente aquellos capaces de imprimir a alta velocidad o sobre múltiples sustratos— siguen siendo significativas, lo que exige a los convertidores una planificación clara sobre cómo generar volumen y valor agregado. Las tecnologías tradicionales, como la flexografía o el offset, continúan siendo muy competitivas en grandes tiradas, por lo que la adopción digital requiere una estrategia híbrida, donde cada proceso se utilice según sus fortalezas. También persisten desafíos técnicos en compatibilidad de sustratos, disponibilidad de tintas ecológicas y capacitación especializada para operar equipos de última generación.
Mirando hacia adelante: por qué 2025 marca un punto de inflexión
Aun con estas limitaciones, 2025 se perfila como un año decisivo para la consolidación del digital en el packaging. Las marcas priorizan experiencias de consumo más ricas, sostenibles e interactivas; los convertidores buscan diferenciarse ofreciendo servicios de valor, y la tecnología finalmente ha alcanzado un nivel de madurez que permite unir ambos mundos. La impresión digital no solo acelera la innovación: redefine la relación entre marca, envase y consumidor.
En un mercado que exige velocidad, relevancia y menor impacto ambiental, quienes integren estas capacidades de forma estratégica estarán mejor posicionados para liderar la próxima etapa del sector.

